viernes, 8 de julio de 2011

Quién iba a pensar que ese día marcaría mi vida para siempre


Sucedió un 20 de Septiembre, me dispuse a salir por la capital de la provincia limítrofe a la mía, sin un plan definido pero con ganas de pasarlo bien.
Después de una sesión de fuegos artificiales que apenas vimos, nos dispusimos a beber todo de lo que disponíamos.
Una vez terminada la velada teníamos ganas de bailar, así que fuimos en busca del lugar adecuado, nos adentramos en un pub, ni muy grande ni muy pequeño, y nos dirigimos hasta el fondo.
En la zona del fondo había más gente, cada cual con sus correspondientes amigos y parejas. Me acerqué a la barra y pedí algo para beber, con la consumición me regalaron pegatinas para hacer con ellas lo que quisiera, a día de hoy sigo conservándolas.
Y así fue como empezó todo, con unas simples pegatinas, de la forma más tonta posible.
Una de mis amigas conocía a alguien del otro grupo, así que empezamos a pegarnos pegatinas unos a otros, ella se me acercó y puso una en mi camiseta.
Vestía pantalones negros, camisa blanca y jersey, también negro, me sonrió.
Por mi timidez poco aparente no le dije nada, simplemente me dejé hacer; pero después de terminar mi cubata, bailar unas cuantas canciones y no darle mucha importancia a lo ocurrido anteriormente me acerqué a ella y le pregunté su nombre, me lo dijo, pero yo no revelé el mío, me limité a decir que era tabú.
Seguí a lo mío y de repente se fueron, así que dispuse el plan B, tenía que encontrarla de alguna forma y pensé en buscarla en tuenti, pero el destino quiso que de nuevo volviesen al bar y allí vi algo que mucha gracia no es que me hiciese, tenía pareja, así que simplemente me limitaría a agregarla en tuenti y hablar con ella, como una colega más. Seguí a lo mío hasta que me di cuenta de que se había ido otra vez, pero ya no volvieron.
Nuevamente el destino me sonrió y su relación terminó.


A día de hoy lo comparto todo con ella; lo bueno, lo malo, las risas, los llantos... y es que ha cambiado mi vida por completo, soy mejor persona, mejor amante, mejor estudiante... y todo se lo debo a ella.
No me gusta pensar en el futuro, sino vivir el día a día, pero hoy podría decir, después de casi 9 meses compartiendo todo, que quiero vivir mi vida a su lado, que lo daría todo por ella y que mi prioridad más importante es hacerla feliz.

viernes, 18 de marzo de 2011

Lo mejor de la semana

No hay mejor momento en la semana que los días que la veo.
Dos días a la semana la espero en el parking de su instituto durante casi 1 hora entera, pero no me importa pasar todo ese tiempo ahí para poder darle un beso.
Espero impaciente a que sean las 3 y 10, empiezo a buscarla con la mirada, mirando por la ventanilla de mi coche y no suele hacerse esperar, siempre viene con la cabeza agachada, mirando al suelo, como si le diese vergüenza que la mire, pero a mi me encanta esa reacción.
Lo primero que hace es abrir la puerta de atrás y dejar la mochila, después se sienta en el asiento del copiloto y llega ese momento tan esperado, me besa.
Me besa y en mi cuerpo se despiertan mil sensaciones a la vez, noto esas típicas pero agradables mariposas en el estómago, un escalofrío recorre mi cuerpo de pies a cabeza, es una beso largo, lento, suave, de esos que das y se para el tiempo, en los que lo único que importa es hacer sentir a la otra persona lo mismo que estás sintiendo tú; y cuando el beso termina lo único que eres capar de articular es el te quiero más profundo que jamás has dicho.
La llevas a su casa y tú vas a la tuya sin dejas de pensar en ella, no puedes dejar de pensar en ella, estás feliz y nada puede estropearte el día.
Y es entonces cuando te das cuenta de que te has enamorado locamente.