domingo, 30 de marzo de 2014

Todo aquello que te falta.

¿Qué estoy haciendo? ¿Es esto lo que quiero?
No, no lo es, tengo claro lo que no quiero.
No quiero más noches vacías en una cama que no es la mía,
no quiero abrazos falsos ni promesas incumplidas,
no quiero ilusiones que se desvanecen al amanecer,
no quiero besos aunque me ericen la piel.

Quiero momentos de verdad, de los que no se olvidan,
tardes en el parque imaginando como será la vida,
noches en el techo del coche en una noche fría,
teniendo el calor de tu cuerpo muy cerca de mi,
sabiendo que un beso dirá lo que soy para ti,
o quizás una simple mirada que me hiele el alma,
que me eleve al infinito y me baje con calma.

No quiero más desilusiones que me destrocen por dentro,
aunque a veces no lo parezca tengo sentimientos,
no quiero más locuras en mi camino,
al menos no como las he vivido.

Necesito tranquilidad, seguridad, saber que no se irá,
que se quedará a mi lado, compartiendo hasta lo más humano,
tratando de hacerme feliz, pero eso es fácil, basta con estar ahí.

Que quiero una vida contigo, sin privarme de nada,
y entonces podría ser todo aquello que te falta.

lunes, 24 de marzo de 2014

Caprichoso es el destino

Esa sensación de haber perdido el control, de cometer el mismo error una y mil veces.
Esa sensación de no querer que pase algo pero que siempre termina pasando.
¿Por qué somos tan gilipollas?.
Nos repetimos una y otra vez, "no va a pasar, no quiero que pase"; y es entonces cuando pasa más rápido.
Nos ilusionamos, nos encaprichamos, "esta vez será diferente" nos mentimos, pero a quien queremos engañar, siempre termina igual.
Dar todo por nada, pensar más en los demás que en nosotros mismos, encariñarnos, ilusionarnos, encapricharnos, preocuparnos por como estará... y un largo etcétera.
Sentimientos que pueden esfumarse en un abrir y cerrar de ojos, con una sola palabra, un pequeño cambio de actitud hacia nuestra persona o un simple gesto.
Y después de eso nos sentimos gilipollas, nos sentimos pequeños, vulnerables y volvemos a repetirnos "no volverá a pasar porque no quiero que pase", sumamos una piedra más a nuestra innumerable colección, a un muro que creemos sólido y firme, un muro que la persona correcta derribará con una sola palabra, un solo gesto, creemos; pero no, en realidad es un muro frágil e inestable que cualquier persona, con la palabra, el gesto o la actitud correcta puede derribar en cualquier momento, aunque no sea la correcta, aunque solo sea alguien que el destino nos ha puesto ahí, quizás para ponernos a prueba, quizás para que aprendamos, quizás simplemente por pura diversión. Caprichoso es el destino.