miércoles, 14 de marzo de 2012

Eva y Alex, el cuento de hadas.

Se conocieron sin esperarlo, el destino los había unido, ellos dos, solos, perfectos y en contra de todo. Se querían y eso era lo que importaba, su vida era maravillosa juntos, ella tenía todo lo que esperaba de él y le respondía con lo mismo, eran felices, no necesitaban nada más que la compañía del otro para que todo fuese ideal.

Eva tan solo tenía 17 años, era una niña con mentalidad de mujer, Alex, el hombre de su vida, cariñoso, dulce, atento, todo lo que ella podía esperar de un chico. Estaban locamente enamorados, vivían un cuento de hadas, no podían pedir nada más de lo que ya tenían.
Antes de conocerlo, Eva había dudado de su sexualidad, ¿le gustaban las mujeres?, no podía ser, que iban a pensar de ella si alguien se enteraba de aquello, la idea le atormentaba.
Echaba una mano en el bar de sus padres siempre que podía, su situación económica no era de las más favorables así que no tenía otro remedio que hacerlo, en el fondo le gustaba, estaba entretenida y trataba con todo tipo de clientes, pero no descuidaba sus estudios, siempre había pensado que necesitaba formarse por lo que pudiese depararle el futuro, era una chica sedienta de conocimientos, le gustaba la idea de saber algo más que los demás, aunque solo fuese en algún aspecto.
Sus vidas transcurrían tranquilas, siempre juntos. Pero un buen día, de repente, todo cambió. Alex ya no era aquel chico que Eva había conocido, había cambiado demasiado, siempre le había dado lo mejor de él, pero pensó que sería alguna mala racha, todo el mundo tiene una de esas.

Él comenzó a apartarla de su propia vida, cada vez que ella quería salir con sus amigos él se enfadaba, “no puede estar pasándome esto” pensaba ella, “yo lo quiero con todo mi corazón y él siempre hace lo posible por apartarme de todo”. Todo empezó a ser muy extraño, incluso llegó a prohibirle vestirse como a ella le gustaba. Eva no quería esa vida, Alex conseguía hacerla sentir inferior a él, y ella no era menos que nadie. Se había vuelto un celoso enfermizo y muy posesivo, tenía que vivir por y para él.
Todo transcurría entre discusiones, las reconciliaciones ya no eran lo mejor que podía pasarles, Alex se había vuelto agresivo con ella y ella lo temía.
Eva se lo había entregado todo, se había hecho mujer con él, lo había dejado todo por él y Alex no había sabido valorar todo aquello, se había limitado a creer que ella era suya y no quería compartirla con nadie.
Todo siguió su curso hasta que un día Alex, cegado por los celos, le dio una paliza a Eva, pero lo peor para ella no fueron los golpes, lo peor fue darse cuenta de que la persona en la que confiaba y por la que había dado todo y había dejado su vida había llegado a hacerle una cosa así.

Le costó mucho tomar aquella decisión, pero finalmente terminó con aquella relación que había sido todo para ella. Esto provocó que no quisiese salir de casa, estuvo mucho tiempo sin salir, entre lágrimas se desahogaba, no tenía a nadie se había quedado completamente sola. Sus padres no sabían nada de todo aquello, no se lo había contado, no sabía como hacerlo y tampoco quería, sería un duro golpe para ellos y no podía soportar verlos sufrir. Ella sola se había metido en todo aquello y ella sola tendría que salir. Se había quedado sin amigos, todos le habían dado la espalda, no podía creerse lo que le había pasado, lo había perdido todo por un simple amor, había estado tan cegada con su relación que no se había dado cuenta de que estaba perdiendo su vida poco a poco.

Consiguió salir de todo aquello y se hizo fuerte, rehízo su vida lejos de Alex y volvía a empezar a ser feliz, pero ya no era la misma persona, ya no era aquella niña inocente que había sido en algún momento, ahora todo le daba igual tan solo pensaba en ella, no quería vivir por y para nadie más.
Pero todo no terminó aquí, Alex seguía buscándola, iba a su casa, al bar para que ella lo atendiese y seguía amenazándola. Eva temía recibir otra paliza, una había sido suficiente para saber que no quería tener ese tipo de vida, no le hacía falta recibir otra, pero tenía miedo, Alex seguía amenazándola, no se había hecho a la idea de que la había perdido, seguía considerando que Eva era suya, hasta tal punto que un día mientras Eva estaba en la terraza del bar con unos amigos, Alex pasaba por allí. En que momento a uno de sus amigos se le ocurrió agarrarla por la cintura, Alex lo vio, se quedo observando la situación y se acercó corriendo. Con los ojos llenos de ira la miró y le dijo “eres una guarra, puta”. Eva no se sorprendió, ya había vivido este tipo de situación en muchos momentos de su vida, no era algo extraño para ella, pero no quería que aquello continuase.
Tenía miedo incluso de salir a la calle, siempre que lo hacía iba mirando a un lado y a otro, temía girar las esquinas, no quería encontrárselo por nada del mundo, con tan solo verle la cara se le venían a la cabeza todos aquellos momentos en los que había pasado tanto miedo.

Su vida había dado un giro de 180 grados, ya no era la misma persona, ahora tiene miedo al amor, no es capaz de comprometerse con nadie, aprecia demasiado su libertad y no está dispuesta a que nada y sobre todo nadie se la quite.
Ha conocido a muchas personas en estos 4 años que ha estado sin Alex pero ninguna ha conseguido hacerle sentir todo lo que él consiguió, ni lo bueno, ni lo malo. Cada vez que empieza a sentir algo más, de lo que ella cree que puede permitirse, por alguien, desaparece del mapa, huye de esa situación.

Ahora solo quiere vivir por y para ella.



(Para ti con todo el cariño del mundo, gracias por dejarme utilizar tu historia y por inspirar mi relato, está escrito con todo el respeto y todo el cariño que algo así se merece.)

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