Ayer me acordé de ella,
la imaginé entre mis brazos,
apoyada en mi pecho,
contándome un secreto.
Sus ojos me observaban,
y los míos, inocentes
buscaban su mirada,
mirada que penetra,
en lo más hondo de mi,
mirada que recuerdo,
al no tenerla aquí.
Sus manos, liberadas,
recorrían mi cuerpo,
y mi cuerpo respondía
con un agradable cosquilleo.
Y sus labios se acercaban,
y los míos no se resistían,
era inevitable querer juntar
su boca con la mía.
Y nos fundimos en un dulce beso,
y estallan todos mis sentidos,
ya no se como me siento,
el control está perdido.