Muero de ganas de verla,
de tenerla entre mis brazos,
de mostrarle en un beso,
todo lo que he callado,
y es que las noches son largas
cuando no la tengo a mi lado.
Con tan solo el roce de su piel,
es capaz de llevarme al cielo,
transportarme como si fuese un sueño,
hacerme sentir especial,
libre,
y nunca querer bajar.
Sus labios junto a los mios
producen una extraña sensación,
pasión,
la que corre por mis venas,
la que fluye lenta,
y parece no tener prisa,
ella misma se dosifica,
y produce un extraño placer.
Que no termine este momento,
es lo que más deseo,
que no me deje de rozar,
todavía no quiero bajar.
Y me deja acariciarla,
su piel está bajo mis mano,
que recorren su cuerpo desnudo,
no se detienen ni un segundo,
entonces la locura me invade,
y quiero parar el mundo,
mundo que en ese momento nos rodea,
mundo que está siendo testigo,
de lo que allí se desea,
de ese momento tuyo y mío.
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